Hada Linda y el Mago Triste Gris.

Había una vez una pequeña hada que disfrutaba de su juventud. Era muy joven, inteligente, curiosa, divertida y hermosa. Por eso la apodaron Hada Linda. Mientras todas jugaban a la ronda o preparaban picnics, ella perfeccionaba su vuelo. Batía sus propios récords de velocidad, de frenado y de curvas cerradas, que hubieran desmayado al más experimentado piloto de pruebas. Una tarde, mientras todas las hadas jugaban, bailaban y merendaban. Hada Linda divisó una mariposa naranja y púrpura, que tenía dos pares de ojos dibujados en sus alas, de negro y azul. La empezó a seguir. Se posaba en una flor, en una rama, en una roca y seguía volando. Cuando Hada Linda miró hacia atrás, ya estaba perdida. Era muy valiente y sabía que en estos casos debía buscar una flor amiga que le permitiera pernoctar entre sus pétalos. Y así lo hizo. Se adormeció con la fragancia que despedía doña Flor y la tibieza que emanaba. A la mañana al despertar, no entendió nada! Dónde estaba?! Todos los colores se habían ido! Todo era entre blanco y negro. Como las películas y la televisión de antes. Se entristeció mucho. Se quedó en esa flor, ya la conocía. Esperaría que vinieran a buscarla. . . . . . Por el otro lado, un mago que había dedicado su vida a investigar y a aprender todo lo que pudiera saberse sobre magia, era incomprendido y hasta menospreciado por la gente. Había hecho brotar agua de manatiales en el desierto. Había curado un sinnúmero de enfermos de todas las posibles dolencias. Había desparramado riquezas en lugares de pobres hambrientos. Pero nada! No se contentaban. Es así que se cansó de ser mago. Convirtió su barita mágica en un paraguas. Su sombrero puntiagudo lo transformó en un maletín y empezó a caminar y caminar y caminar. Hasta que un día encontró una iglesia donde la gente iba por cientos, por miles, sino eran millones!!! Al frente había una pequeña caverna. Ingresó a ella y se quedó. Al igual que el hadita, quedó dormido. Al despertar, al otro día. Todo era suciedad y gris. No había gente. Todo era entre el blanco y el negro. No había colores. Se sumió en una profunda tristeza. Por eso lo del Mago Triste Gris. Le preguntó a sus cartas de Tarot, qué estaba pasando?! Y ellas le respondieron que La Maldad, había quitado la alegría del Mundo. Y que solamente podían recomponerse cuando un hombre y una mujer se encontraran, y que cada uno de ellos fuera la mitad del otro. Que esto era muy difícil de lograr, pero no imposible. Y le explicaron cómo. CONTINUARÁ :)