Septiembre del 2023

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SerpNorber, el hombre de gris

El dolor te enseña. La felicidad te premia. La soledad te agranda. El amor te acaricia. El odio te amarga. Este Mundo es un gigantesco "Gran Hermano". Llegó el tiempo que lo sepas, querido ser humano : )

miércoles, 25 de julio de 2007

El anciano Maestro.

Una vez un joven que estaba en una contínua búsqueda sobre el porqué de la vida y el "camino trascendente", va a que le hagan una tirada de Tarot. Y la tarotista le dice simple y contundentemente, que viaje al norte en línea recta. Que va a encontrar un anciano de largos cabellos blancos y barba también. Que él es su maestro. Que tiene el conocimiento de los antiguos y se los va a transmitir. Entoces el joven, vende todo lo que tenía y agrega ese dinero a unos ahorros. Arma una mochila y enfila al norte en línea recta con total convicción de encontrar al anciano. Y así anda y anda días y días. Hasta que por fín en un valle encuentra una humilde casa y un hombre que cuadraba con la imagen que le diera la pitonisa. Este hombre y su mujer, estaban hamacándose en el jardín de su casa. El joven: Maestro, tú eres mi maestro y me enseñarás? El anciano: Qué dice joven? Acaso está insolado? Le puedo ofrecer un refresco? El joven: No! Tú debes ser el maestro. Una clarividente con sus cartas me dijo que te iba a encontrar caminando hacia en norte. He caminado días y días. Mira! aquí están mis ahorros; también tengo estos brazos fuertes para trabajar en lo que necesites! El anciano: Pero joven, te equiboc. . . . La anciana mujer le dice al oído: Viejo, déjalo con sus ideas. Tiene dinero! y es fuerte! dile que se quede, que nos ha de servir. El anciano: Pero mujer! yo no soy el hombre que dice. Qué voy a enseñarle?! La anciana: Ve dándole tareas y compraremos cosas que necesitamos con su dinero. Y cuando la cosa se ponga fea ya se me ocurrirá algo. . . Y así fué, de ahí en más. El joven arregló el establo. Sembró hectáreas de maiz. Pintó toda la casa. Contruyó un tanque australiano para el riego. Y cada vez que pedía un conocimiento, el anciano le decía que luego. Que ya iba estando cerca. Y así pasaron los días, y las semanas, hasta que estuvo todo realizado y ya no disponía más dinero. Entonces la astuta anciana le dijo a su marido que al día siguiente le dijera al joven que ya estaba listo para entender los misterios del Universo. Que le dijera que se subiera al molino más alto, cerrara los ojos, desplegara sus brazos como si fueran alas y se arrojara. Que saldría volando, porque ya estaba preparado para transitar por el camino trascendente. Y así le dijo al día siguiente al joven que ya llevaba un año con ellos. Subió por la escalera metálica firmemente. Al viejo se le hacía un nudo en la garganta. La anciana lo contenía, sabiendo que ya se terminaría la historia esa del maestro, y que ya podían gozar de todas las obras hechas y del dinero que había ido guardando. Llegó a la cima. Cerró los ojos. Desplegó los brazos. Inspiró profundamente. Y con una sonrisa empezó a aletear y se arrojó al vacío. Y EMPEZÓ A VOLAR! ABRIÓ LOS OJOS Y VIÓ AL PAR DE VIEJOS QUE NO SALÍAN DE SU ASOMBRO. DIÓ ALGUNAS VUELTAS COMO HACEN LAS PALOMAS PARA ORIENTARSE Y SE ESCUCHÓ: GRACIAS MAESTRO!!! GRACIAS POR HABERME DADO EL CONOCIMIENTO!! GRACIAS! Y se fué volando hacias las montañas. . . . . . . Qué entiendes de este cuento?