Septiembre del 2023

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SerpNorber, el hombre de gris

El dolor te enseña. La felicidad te premia. La soledad te agranda. El amor te acaricia. El odio te amarga. Este Mundo es un gigantesco "Gran Hermano". Llegó el tiempo que lo sepas, querido ser humano : )

jueves, 5 de julio de 2007

El pastorcito de la quebrada.

Había una vez un pastorcito que cuidaba una majada de cabras. Estaba en una quebrada de Jujuy, provincia del norte argentino. Era verano y como a las dos de la tarde. El calor insoportable. El changuito de unos diez años estaba sentado a la sombra de un árbol, cuidando a una treintena de animales. Con una ramita en su mano derecha, golpeando la tierra a la derecha. . . , a la izquierda. Golpeaba una hojita, después una piedrita, y fué quedando una superficie limpia y pareja. Igual siguió golpeando. . . Hasta que empezó a dibujarse una medialuna de unos treinta centímetros de diámetro. El pastorcito salió de la modorra abriendo lo más que pudo sus ojos. Recordaba lo que contaban los mayores, que había tinajas con tesoros y otras con restos humanos. Cuál sería esta? Con sus manitos empezó a escarbar, mostrando la enorme boca de una enorme tinaja enterrada y el sol que se filtraba entre las ramas lo hirió, al reflejarse en las primeras monedas de oro. Qué alegría! Pero era una tinaja muy grande! Qué hacer?! Pensó unos momentos y empezó a tapar la boca de esta tinaja otra vez con tierra y salió corriendo para el pueblo. Buscaría a su amigo, al único que tenía y era de su misma edad. Pensaba que entre los dos, podrían ir sacando de a poco el tesoro. El amigo estaba durmieno la siesta y protestando se despertó y lo siguió a la quebrada. Cuando llegaron el pastorcito se arrodilló a los piés del árbol y con sus manos empezó a correr la tierra removida. . . El otro chango entendió inmediátamente y también se sumó en despejar la boca de la tinaja. Y para sorpresa del pastorcito y la incomprensión del amigo, solo sacaban más y más monedas de barro!!! Qué había pasado?! El oro dónde estaba?! Fué un espejismo? Había sido rico por un momento. . . . . . .